La importancia que tiene estudiar el cine mexicano de ficción en relación a la Revolución para entender cómo el cine ha contribuido a la formación de un imaginario colectivo del movimiento armado de 1910. Las primeras películas más importantes en torno al movimiento armado fueron la trilogía de Fernando de Fuentes: “El compadre Mendoza”, “Vámonos con Pancho Villa” y “El prisionero 13".
El auge de las películas de no ficción en torno a la Revolución se dio principalmente en la llamada “época de oro” del cine nacional. Se conformó una industria y además el gobierno tuvo una participación directa financiando mucho de este cine a través del Banco Nacional Cinematográfico y este periodo el cine de la Revolución fue muy nacionalista. Se continúo haciendo cine de ficción en torno a la Revolución, pero en la década de los 60 y 70 surgió una mirada más crítica, que se concentró más en hablar de las causas de la injusticia social que derivaron en el movimiento armado. Un ejemplo de estas películas fueron “La Soldadera”, “El Principio”” y “Reed, México Insurgente”.
Algunas líneas de investigación comprenden Teoría de la cultura y el cine y Nacionalismo cultural del México post-revolucionario. En la década de los 90 el tema de la Revolución en el cine de no ficción se tocó aunque de manera muy tangencial, es decir, que el movimiento armado no fue el tema central. Ejemplo de estas películas fueron “Como agua como chocolate”, “Bandidos” y “Entre Pancho Villa y una mujer desnuda”.
En el contexto del Bicentenario sólo se han producido dos películas: “Chico Grande”, de Felipe Cazals, y “Revolución”.Entre los héroes revolucionarios cuya figura ha sido llevada al cine, el que más destaca es Francisco Villa, (por encima de Emiliano Zapata, de Francisco I. Madero o Venustiano Carranza), es el héroe con más atractivo porque siempre fue percibido, desde la misma Revolución, como una figura muy ambivalente: un sector de la sociedad lo miró como un gran estratega y otro sector lo ve como un bandido, un salvaje. Esa ambigüedad lo ha hecho muy cinematografiable, además de que su vida personal ha sido muy explotada por el lado mujeriego.
El auge de las películas de no ficción en torno a la Revolución se dio principalmente en la llamada “época de oro” del cine nacional. Se conformó una industria y además el gobierno tuvo una participación directa financiando mucho de este cine a través del Banco Nacional Cinematográfico y este periodo el cine de la Revolución fue muy nacionalista. Se continúo haciendo cine de ficción en torno a la Revolución, pero en la década de los 60 y 70 surgió una mirada más crítica, que se concentró más en hablar de las causas de la injusticia social que derivaron en el movimiento armado. Un ejemplo de estas películas fueron “La Soldadera”, “El Principio”” y “Reed, México Insurgente”. 
Algunas líneas de investigación comprenden Teoría de la cultura y el cine y Nacionalismo cultural del México post-revolucionario. En la década de los 90 el tema de la Revolución en el cine de no ficción se tocó aunque de manera muy tangencial, es decir, que el movimiento armado no fue el tema central. Ejemplo de estas películas fueron “Como agua como chocolate”, “Bandidos” y “Entre Pancho Villa y una mujer desnuda”. 
En el contexto del Bicentenario sólo se han producido dos películas: “Chico Grande”, de Felipe Cazals, y “Revolución”.Entre los héroes revolucionarios cuya figura ha sido llevada al cine, el que más destaca es Francisco Villa, (por encima de Emiliano Zapata, de Francisco I. Madero o Venustiano Carranza), es el héroe con más atractivo porque siempre fue percibido, desde la misma Revolución, como una figura muy ambivalente: un sector de la sociedad lo miró como un gran estratega y otro sector lo ve como un bandido, un salvaje. Esa ambigüedad lo ha hecho muy cinematografiable, además de que su vida personal ha sido muy explotada por el lado mujeriego. 
No hay comentarios:
Publicar un comentario